Cuando una persona mayor repite una y otra vez lo mismo, no lo hace por manía sino que quizás quiera expresar su deseo de que se la escuche y se le haga caso, puesto que muchos de ellos saben que hablan en vano, que los oyen pero no los escuchan.

 

Por eso somos nosotros los que debemos saber escucharles y en lugar de deirles que no repitan las cosas, hacerles ver que les vamos a hacer caso en sus peticiones, siempre que estas sean posibles, porque indudáblemente no todos piden cosas tangibles o no todo lo que piden se lo podemos dar.

 

Para los que no piden nada, también hay un secreto, que es entregarles todo el amor posible, pues aunque los cuidamos y aseemos todos los días, si no reciben amor estarán vacios o medio llenos.

 

A los mayores hay que tratarlos con mano izquierda, aunque este vulgarismo si puede calificarse así, parece que quiere decir "saber pasar de ellos" pero también puede significar "no discutir, alegrarnos con sus tonterias o no ser demasiado rectos con ellos".

 

Saber tratar a una persona mayor no es fácil si uno no tiene la plena voluntad de aceptarlos como son, de quererlos por lo que representan y de ayudarles porque lo necesitan.

 

La clave para cuidar a una persona mayor no reside en la profesionalidad del cuidador sino en el corazón de quien los asiste, porque sin mimos, sin caricias y sin amor, nadie conecta con nadie y eso lo notan hasta las personas de avanzada edad.