Lo importante de un calefactor portátil es que no reseque el ambiente, al menos tanto como las tradicionales estufas de butano, ciertos radiadores y sobre todo climatizadores que secan en exceso el aire provocando las consiguientes molestias sobre todo en la faringe y la nariz.

 

Calefactores 

 

Los clásicos calefactores de resistencias halógenas están siendo sustituidos por otros, puesto que estos emiten un calor mediante radiación directa y su alcance es mínimo calentando en exceso un lugar muy reducido mientras que los calefactores de cuarzo tienen las resistencias protegidas por tubos de cristal y una pantalla deflectora que desvía el aire caliente creando un flujo mayor de aire cálido al no estar tan concentrado en el propio aparato.

 

Barrera Inmunológica

 

Si un calefactor funciona mal, o “tira” demasiada corriente de aire aunque este aire sea caliente, o como en el caso de algunas estufas que solo calientan estando pegados a ellas dejando el resto del ambiente con otra temperatura, se produce lo que llamamos “el cambio de temperatura” al pasar de un ambiente o zona caliente a otra fría.

 

Al respirar esta combinación de aire caliente y frio, junto a la sequedad del aire produce una bajada en las barreras inmunológicas de las personas y convierte al organismo en una diana invulnerable para los virus y las bacterias.

 

El calefactor de cuarzo proporciona un ambiente de calor lineal y cuenta con dos medidas de calor ajustables y una protección para casos de sobrecalentamiento que corta la luz en caso de peligro.

 

Para estancias reducidas como los cuartos de baños, el aparato de cuarzo de 400 – 800 W es ideal y se puede utilizar en su potencia mas baja, mientras que cuando lo utilicemos en el salón lo tendremos que tener en la posición mas alta hasta caldear el ambiente, momento en que podremos bajarlo y mantenerlo en la posición más baja y economizar energía protegiendo al mismo tiempo nuestra salud.

 

Otra alternativa es utilizar calefactores termoventilados que distribuyen el aire caliente que proporcionan las resistencias, ayudando a repartir el calor de forma uniforme.