Si el descanso es hacer una pausa mas o menos larga con el fin de relajar los músculos o la mente y recuperar fuerzas para sentirnos mejor, todo aparato que se utilice para ayudar o favorecer el descanso ha de cumplir una inequívoca condición: ayudarnos a relajarnos.

 

Si para descansar tenemos que utilizar aparatos complicados, que generen ruidos, que resulten complicados o que no se acoplen a nuestro cuerpo, el resultado no va a ser favorecer el descanso de manera inmediata puesto que en la mayoría de estos casos pronto desistiremos de utilizarlos.

 

Aunque parezca una contradición. hay aparatos para descansar que o bien son muy complicados de utilizar para determinadas personas por razón de peso, estatura o edad, así que estas situaciones son mas normales de lo que parecen, y por lógica pronto dejamos de utilizarlos.

 

En la sencillez está el descanso

 

Nadie quiere un aparato para descansar difícil de utilizar, o un sillón de masaje del que cueste levantarse, y ya que vamos a lo cómodo, cuanto mas sencillo mejor.

 

Una simple almohada de un hotel a la que no estamos acostumbrados puede desencadenar en una noche de insomio, y esa es la razón de que muchas personas se llevan la almohada de su casa cuando salen de viaje.

 

Por la misma razón, durante los viajes a veces nos encontramos con los famosos reposacabezas que a pesar de estar diseñados para descansar el cuello, muchas veces resultan incómodos y no pueden regularse o no podemos hacerlo fácilmente, sobre todo si tenemos sueño o estamos cansados, así que tampoco descansaremos correctamente a pesar de que estén puestos para que descansemos.

 

En otros post anteriores hemos comentado que es necesario adoptar una postura adecuada durante el viaje y que si no es posible con los reposacabezas, siempre podemos llevar un cojín hinchable que nos facilitará el descanso del cuello y evitará que viajemos adoptando una postura demasiado rígida.