Las personas impedidas que no puede valerse por si solas, necesitan estar a cargo de un cuidador que las asee y las levante de la cama, las siente y las traslade, pero no siempre es tan fácil como parece y aun mucho menos si la tarea corre a cargo de un solo cuidador.
Los trabajos con personas impedidas son frecuentes en las residencias de ancianos, un lugar de convivencia donde se extreman los cuidados a las personas mayores, pero que no por eso están expuestos a pequeños accidentes sobre todo por caídas.
Como consecuencia del accidente la persona puede quedar impedida e inmovilizada y necesitar cuidados adicionales que implican la realización de grandes esfuerzos físicos para lograr mover y trasladar a estas personas.
La inmovilidad no solo se produce por accidente, ya que otros factores como la edad o una enfermedad puede dar lugar al deterioro físico que implique necesitar el cuidado por parte de terceras personas.
Las tares relacionadas con estos cuidados, si no se realizan correctamente pueden llegar a lesionar al enfermo y provocar daños en los músculos y huesos al tratar de moverlos, así que estas prácticas deben de hacerse con la cautela y técnica necesaria para no provocar lesiones en el enfermo.
Todas estas tareas se facilitan con ayudas mecánicas como grúas ortopédicas que facilitan la movilización del paciente y consiguen levantarlo sin esfuerzo impidiendo que la columna vertebral, la cadera o las piernas tengan que soportar el peso del cuerpo.
Por tanto, el uso de la grúa de traslado de enfermos facilita en gran medida el trabajo del personal permitiendo que un solo cuidador maneje al paciente de manera cómoda y segura, ya no solo durante los traslados a otra habitación, sino también a la hora de levantarlos de la cama, sentarlos, asearlos o limpiar la habitación.
Con estas grúas ortopédicas, el paciente queda suspendido mediante un arnes que lo mantiene seguro en todo momento y que puede manejarse por la misma persona que opere la grúa puesto que no lleva mecanismos complicados.