Aunque ahora estamos acostumbrados a ellos, la mayoría de nosotros los echaríamos de menos si se tuviera que vivir en una casa donde no hubiera ningún aparato eléctrico o simplemente donde no hubiera electricidad.

 

Por poner un solo ejemplo del trabajo que ahorran los electrodomésticos, basta hacer la comparativa  de como hacían la colada nuestros antepasados y como lo hacemos ahora en la sociedad moderna.

 

Así lavaban la ropa nuestros bisabuelos

 

Aunque parezca mentira, hace tan solo 100 años, el agua corriente no llegaba a todos los hogares, sobre todo en las zonas rurales, donde la mayoría de las casas no tenían cuartos de baño y era muy habitual compartir un aseo comunitario entre varios vecinos.

 

La cara y las manos se lavaban en una zafa que era una especie de palangana que se colocaba encima de un mueble que hacía de soporte, y el agua se vertía de una jarra.

 

Durante miles de años la ropa se lavaba en el río, hasta donde iban las mujeres con su canastillo de ropa y su pastilla de jabón que ellas mismas hacían aprovechando las cenizas que dejaba la leña quemada con la que fabricaban un jabón caracteristico llamado jabón de sosa, precisamente porque también se añadia sosa caustica en el proceso de fabricación.

 

Años mas tarde algunos pueblos hicieron lavaderos públicos donde se reunian las mujeres que acudían con sus tablas de lavar que era algo así como un tablero pequeño con ondas talladas para poder restregar la ropa.

 

Ni que decir que el secado de la ropa se hacía tendiendo la ropa en cuerdas y dejándola secar al aire libre, siempre que no hiciera frío o estuviese lloviendo.

 

En aquella época el planchado se efectuaba con planchas de hierro macizas que se calentaban en las ascuas de la chimenea. La plancha se colocaba directamente encima de las ascuas y luego se protegía con un paño para no ensuciar la ropa al plancharla, pero obviamente este sistema rudimentario tambien era muy lento pues había que estar calentando la plancha constántemente y se ralentizaba el proceso de planchado, aunque en algunas casas que tenían una economía mas pudiente tenían dos planchas para que mientras una estuviera en manos de la lanchadora, la otra estuviera sobre las ascuas.

 

Así hacemos la colada en nuestra época actual

 

La forma de hacer la colada ha cambiado tanto que ya queda muy atrás lo de lavar la ropa en el rio, pues hoy la ropa se mete en la lavadora y basta con aplicar un poco de detergente y seleccionar un programa para que la máquina trabaje por nosotros, porque la lavadora hace todo el proceso que anes había que hacer a mano.

 

La ropa sale de la lavadora casi seca gracias al proceso de centrigugado que elimina el resto del agua que queda en la cuba de lavado sometiendo esta a un giro excéntrico y rápido que también saca el agua de las prendas.

 

Aunque la ropa sigue tendiendose al aire libre, es habituial hacerlo en tendederos interiores sobre todo cuando hace mal tiempo y aunque los hay que son simples soportes, también tenemos tendederos eléctricos que secan la ropa por el efecto calor que generan las barras calefactables en las que se tiende la ropa.

 

También existen maquinas secadoras y modernas planchas y centros de planchado que quitan la arruga mas difícil gracias al sistema de vapor y a los termostatos y reguladores de temperatura que protegen las prendas, y no solo eso, sino que también se deslizan mejor  porque incorporan en la base de la plancha un recubrimiento de teflón o simplemente se trata de metal pulido para obtener una superficie mucho mas plana.